En el reciente desayuno de coyuntura organizado por CED profundizamos en algunas de las propuestas que realizamos a fines del año pasado en el documento titulado Un salto al desarrollo. El diagnóstico respecto a nuestra apertura es conocido; integramos el acuerdo comercial más proteccionista y disfuncional del mundo -el Mercosur- y nuestros socios presionan a terceros países para que no alcancemos acuerdos con ellos. Atrapados sin salida podría ser un buen título para describir la situación a primera vista. Sin embargo, hay aspectos en los que podemos avanzar que son claves para mejorar nuestra inserción internacional, bajar costos y mejorar nuestra competitividad. En primer lugar, debemos eliminar la tasa consultar y bajar aranceles. La decisión de eliminar la tasa consular depende solo del gobierno uruguayo y el arancel externo común del Mercosur hace años que no existe -o tiene muchas perforaciones-. Estas dos medidas tendrían un impacto directo en reducir precios de productos de consumo sensibles para la población e insumos de diversas empresas que verían mejorada su competitividad. La eliminación de la tasa consular debería tener un cronograma anunciado y compatible con la pérdida de recaudación que implica. En segundo lugar debemos aumentar el nivel de competencia en distintos mercados en que hoy las empresas tienen pocos incentivos a bajar precios. En este sentido liberar la importación, distribución y comercialización de combustibles es una buena idea. También liberar la importación de bienes en que hoy de hecho no es posible hacerlo como frutas, verduras o pollos, por ejemplo. Esta apertura también puede ser gradual y con un cronograma detallado pero inflexible y a los productores se les pueden dar distintas facilidades e intentar conseguir acuerdos puntuales que les compensen posibles pérdidas, verbigracia, un acuerdo con China para la exportación de las garras de pollo que no se consumen en nuestro país. En tercer lugar, terminar con los precios elevados en productos de higiene personal de sempiterna discusión, como la pasta de dientes, a través de la facilitación del ingreso con distintas empresas importadoras de los bienes. Para ello alcanza con que el MSP acepte que una vez presentado el dossier de un producto otras empresas puedan importarlo, a lo que se ha venido resistiendo por lo que informó una reciente nota en Qué Pasa en nuestro diario. Si esto es así, es necesario torcerle el brazo a los burócratas para que se limiten a cumplir con sus funciones en vez de que terminen siendo quienes dirigen las políticas públicas. En cuarto lugar, priorizar acuerdos concretos y específicos que pueden parecer poco relevantes desde una mirada global pero pueden ser fundamentales para sectores específicos de la economía. Lograr cuotas para algunos productos, la habilitación para entrar con determinados bienes a algunos mercados o acuerdos sobre servicios son algunos ejemplos de acuerdos más fáciles de concretar que un TLC. La lista podría continuar y los lectores pueden consultar la presentación en la web del CED, pero el camino es claro. Debemos avanzar con lo que sí podemos en vez de lamentarnos por lo que no podemos. En año electoral los candidatos deben pronunciarse sobre este asunto vital para el país.