Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Agustín
Iturralde

Director Ejecutivo

El conflicto en la pesca

27/06/2025

El país asiste a uno de los conflictos sindicales más irracionales y autoflagelantes que se recuerden. Lo que vemos estos días, ante la inacción total de las autoridades, es una locura que le va a salir muy cara al Uruguay todo, a las empresas de la pesca, pero sobre todo a la enorme mayoría de trabajadores que están quedando desamparados contra su voluntad. Pongamos un poco de contexto. Se trata de un sector y un sindicato con prácticas muy poco uruguayas, más comunes allende el Plata. Asambleas con golpes, amenazas, discriminación a los extranjeros para trabajar y el conflicto permanente como único camino. En esta oportunidad el sindicato se descolgó con un reclamo que nunca antes había realizado y que colide con el convenio colectivo firmado hace menos de un año. La reivindicación en concreto es que se suba a una persona más al barco para que suplante al capitán cuando este descansa, a pesar de que esto es parte de las tareas descriptas. Se trata de un sector de la economía que Uruguay está subaprovechando notoriamente hace muchos años. El combo de problemas regulatorios de los permisos de pesca, problemas para custodiar nuestros mares, sumado a un sindicato intransigente y antitrabajo determinan que el país esté extrayendo del mar una porción muy menor de la riqueza potencial. Sobre esta realidad estructural viene este enésimo conflicto que sin duda golpeará durísimo a las empresas pesqueras que ven cómo pasan las semanas y con ellas se va una zafra de pesca. Empresas financieramente endeudadas que apostaban a seguir trabajando y generando trabajo se encuentran con este golpe en el que una cadena que involucra a mucha gente se queda sin insumos. Pero si esto es difícil para las empresas qué decir para los trabajadores, y en particular las trabajadoras de las plantas de procesamiento de la pesca. Cientos de mujeres que están sin trabajar y que no cuentan con seguro de paro, porque ya utilizaron este beneficio en conflictos similares el año pasado. Mujeres, y hombres, que con valentía se vienen manifestando pidiendo trabajar. Expresiones por las cuales tuvieron que soportar acosos, insultos y agresiones del sindicato. Estas trabajadoras son, sin duda, el eslabón más débil en esta cadena que se corta. Estamos ante un conflicto insólito. Un sindicato que de la noche a la mañana comienza a reclamar algo que nunca había hecho y que contradice lo que ellos mismos firmaron. Un sindicato prepotente y dogmático que no le importa llevarse puesto, no solo la salud de las empresas que los emplean, sino tampoco cientos de puestos de trabajo de compañeros que ni siquiera tienen seguro de paro. Un sindicato que tiene una política totalmente contraria al desarrollo de la pesca en Uruguay, lo cual es muy curioso dado que implica en los hechos estar en contra del potencial aumento de trabajadores y afiliados en el sector. Nos enorgullecemos muchas veces del diálogo que tenemos en Uruguay. El movimiento sindical mostró en la pandemia, y en otras oportunidades, una gran madurez para dialogar en situaciones difíciles. En esta oportunidad ni el Pit-Cnt, ni su expresidente hoy ministro de trabajo, parecen estar haciendo nada para que prime la más mínima y elemental racionalidad en un proceso autodestructivo.