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Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
La economía manda
31/10/2025
En Argentina, una vez más, la economía volvió a mandar. No es el único factor que explica el resultado, pero sí creo que es el principal. La principal razón que explicó lo de 2023 y que llevó a los argentinos a ratificar el rumbo el domingo. Esto no quiere decir que Javier Milei haya ganado porque la economía está fantástica. De hecho, la actividad sigue estancada y la recuperación se frenó en los últimos meses. Pero Milei sigue siendo, con mucha diferencia, el que mejor “vende” la posibilidad de tener una economía normal. Su gran logro de haber bajado la inflación le bastó para revalidar el apoyo popular y sostener su agenda de transformaciones. Con menos fervor que hace dos años, y con menor adhesión en los sectores populares, la agenda de Milei volvió a ser la preferida de los argentinos que aún esperan vivir en un país normal. Más que los resultados obtenidos, que algunos hay, lo decisivo fue el miedo a volver a la política económica fracasada del kirchnerismo. Como dijo Andrés Malamud en una entrevista reciente: “la plata todavía no alcanza, pero ahora sé hasta qué día del mes llego”. Esto no es ninguna novedad en ninguna parte del mundo. En Uruguay los ciclos políticos también respondieron, en buena medida, al clima económico. La llegada del Frente Amplio tras la crisis de 2002 y su salida después de cinco años de estancamiento y destrucción de empleo son ejemplos elocuentes. También podemos verlo en la implosión de los regímenes del “socialismo del sxxi”. Cuando el petróleo, el gas y la soja valen fortunas, cualquier relato se sostiene. En la primera década de este siglo, las ideas más destructivas fueron defendidas como verdades porque había bienestar material en la mayoría de la región. El chavismo pudo repetir tonterías y reunir millones de seguidores mientras la coyuntura regaló dólares, ni bien volvimos a una situación mínimamente normal vimos cómo la economía hacía volar por los aires la popularidad de todos estos regímenes antieconómicos. Chile es quizás el contraejemplo de este argumento. Tras un largo período de crecimiento que engrosó como nunca sus clases medias, el país dio un vuelco hacia ideas que desconocían los fundamentos del bienestar alcanzado. El espíritu refundacional que emergió en 2019 proponía destruir las bases del progreso obtenido, se estuvo a punto de probar una constitución que hubiera puesto a Chile en una senda de destrucción casi inevitable. ¿Por qué luego de un período de tanta prosperidad y reducción de la pobreza Chile casi da un salto al vacío? Atendiendo a este contraejemplo, diría lo siguiente. Cuando la economía va mal, cuando hay destrucción económica y empeoramiento de las condiciones de vida, la economía manda. En una crisis económica la gente votará, para bien o para mal, sobre eso. Sin embargo, cuando las cosas van bien, cuando se alcanza cierto bienestar, otros temas se comen la agenda. Es entonces cuando es más importante que nunca recordar qué ideas permitieron llegar hasta allí. No fue sobre el caso libra, los perros, las camperas ni la batalla cultural. Una aún castigada sociedad argentina volvió a votar sobre la economía y revalidó el apoyo a quien todavía cree que es mejor que el resto para arreglarla. Milei triunfará o caerá según su éxito -o su fracaso- económico. El resto es música.